Conoce la historia del hombre que desapareció en el aire

El tres de septiembre de mil ochocientos setenta y tres (1873) James Burne Worson desapareció sin dejar ningún indicio que explique lo que pasó. Él era un hombre simple que vivía en Inglaterra y un día, cuando estaba con 2 amigos más volviendo de una noche regada por mucha bebida, decidió alardear de su increíble habilidad como corredor de gran distancia.

Como es lógico, sus amigos entonces no perdieron la ocasión de retarlo para probar esa habilidad. Para eso debía correr cuarenta millas de distancia entre Leamington y Coventry aquella noche. Como no deseaba pasar vergüenza, Worson estuvo conforme con el absurdo reto. Para la sorpresa de sus amigos, el hombre mostró su velocidad ya en los primeros kilómetros, venciéndolos reposadamente mientras que reía y charlaba alegremente con los desafiantes. Mas ahora las cosas se ponen verdaderamente extrañas.

Worson tropieza, cayó cara adelante y todo señala que va a golpear con fuerza su cara contra el suelo. Mas en una fracción de segundos, el hombre chilla desesperadamente y sencillamente desaparece en el aire. Burns y Wise, sus amigos, estaban aterrorizados por la situación y fueron lo más veloz posible a la urbe vecina a buscar algún tipo de ayuda. El cuerpo de James Burne Worson jamás fue encontrado, y esa fue la última vez que fue visto. Absolutamente nadie podía explicar lo que había pasado esa noche.

En verdad, toda esta historia es una parte de una obra llamada «An Unfinished Race» escrita por Ambroce Bierce. El misterio de este cuento está en el creador mismo, en tanto que tuvo exactamente el mismo fin que su personaje. En el mes de octubre de mil novecientos trece, a los setenta y uno años de edad. Habría dejado su casa en Washington D. C. para conocer los campos de batalla donde ocurrió la famosa guerra civil. Entonces, Bierce asimismo habría pasado por México y se habría unido al ejercicio de Pancho Villa para observar la batalla de Tierra Blanca a lo largo de la Revolución mexicana.

La última nueva que se tuvo del autor estaba registrada en una carta mandada desde la urbe de Chihuahua a su amigo cronista Blanche Partington en el último mes del año de mil novecientos trece. Esta carta fue cerrada con una oración bastante perturbadora que muestra el resultado de la vida de este hombre. Dice:»en lo que se refiere a mí, lo dejo acá para un destino ignoto». Tras eso, jamás se supo nada de Ambroce Bierce. Del mismo modo que su creación, James Worson, solo habría desaparecido en el aire.

A pesar de las diversas posibilidades para el destino de Bierce, como el suicidio, el asesinato, la enfermedad, etc., ¿qué podría haberle sucedido a James Worson, si realmente existiera?

Si tomamos la historia al pie de la letra, aceptando que se desvaneció en el aire frente a dos testigos sobrios y lúcidos, ¿a dónde podría haber ido? El aire fino parece un destino poco probable.

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La respuesta popular podría ser otra dimensión, pero ese término es un nombre inapropiado. Una dimensión no es un lugar, es simplemente una dirección de viaje. Arriba, abajo, adelante y atrás, estas son dimensiones. En física, cuando las personas inteligentes como Stephen Hawking hablan sobre el espacio extradimensional, a lo que se refieren son adiciones matemáticas a nuestra realidad tridimensional.

Cuando experimentamos el mundo, estamos expuestos a tres direcciones en las que podemos viajar, o tres dimensiones que podemos medir; altura, ancho y profundidad. Lo que hace la matemática superior es que agrega otras direcciones a este marco. En el caso de las llamadas dimensiones superiores, no las experimentamos porque están envueltas en formas geométricas de tamaño subatómico. Como puede ver, una dimensión extra no es un lugar al que uno pueda ir, o desde el cual se pueda originar cualquier otro ser.

Sin embargo, el término puede no ser importante, pero el concepto que el término pretende explicar ciertamente lo es. Usando la palabra dimensión para significar un lugar o un reino distinto de la realidad que podemos ver, ya sea el cielo o el infierno, u otro universo o incluso otra línea de tiempo, podemos llegar a ideas sobre dónde podría haber ido alguien como Worson.

Sin embargo, ¿cómo podría haber llegado allí? No estaba llevando a cabo un experimento científico loco o tentando a los demonios con algún rito espiritual sombrío, estaba trotando. La teletransportación podría ser la respuesta, y ha habido algunas cuentas extrañas en todo el mundo, de personas que desaparecen solo para aparecer en otro lugar.

Estan los Hermanos Pansini de Italia, que al parecer teletransportado más de 15 millas en múltiples ocasiones en los primeros 20 ª siglo. En una ocasión su desaparición fue presenciada por su madre y un obispo Bitonto. También está el curioso caso de Damodar Ketkar de Poona, India. En abril de 1928, Ketkar se teletransportó a más de 60 millas y su reaparición fue presenciada por su institutriz, quien escribió sobre la experiencia en su diario.

En ambos casos, los sujetos, o tal vez las víctimas, reaparecieron en poco tiempo, aunque se eliminaron un poco cuando lo hicieron. En el caso de Worson, nunca lo volvieron a ver. Entonces, ¿qué pasaría si se teletransportara, por cualquier medio, a otra dimensión, otro universo o incluso otro momento? ¿Qué pasaría si, y uno se estremece al pensar en ello, fue teletransportado a otro planeta, o simplemente a otra región del espacio?

Puede parecer fantasioso e incluso frívolo pensar en estas cosas en términos reales, como posibilidades reales, pero como lo señala una gran cantidad de personas en respuesta a la acusación de credulidad… todo es posible.

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